Los profesores del IES. Sácilis, convencidos de la utilidad de la literatura en general, y de la poesía en particular, nos vemos en la necesidad de plantear esta experiencia educativa como un recurso más para abordar la noble tarea que significa impartir clase. Nuestra esperanza es que algo cambie, que nuestro centro se enriquezca con nuevas prácticas, y que lo haga mediante cauces que incentiven día a día nuestro trabajo.


¿Qué pretendemos con EL POEMA DE LA SEMANA?

  1. Fomentar la lectura como uno de los actos que más dignifica al ser humano, apoyando los objetivos del Plan de lectura y biblioteca.
  2. Cambiar, mediante pequeños gestos, el día a día de nuestra labor docente para modificar y mejorar el ámbito en el que trabajamos, recurriendo en este caso a un “arma poderosa”, como es la poesía.
  3. Colocar un poema en la entrada del centro, en un espacio creado para tal fin, además de en otros lugares como pasillos, clases, o en el entorno virtual de las TIC.2: Blog “Poema de la semana”, facebook, instagram...
  4. Romper entre nuestro alumnado y, en general, en toda la comunidad educativa, los prejuicios que se tienen acerca de este género literario: la poesía no es aburrida, ni difícil de leer, ni es un desahogo romántico, o algo cursi...
  5. Mostrar su utilidad real: la poesía sirve para pensar despacio, para aprender a amar las palabras, para atenuar la violencia verbal y conocernos y comunicarnos; sirve para ligar, para sonrojar a un chico o a una chica, para consolar, para regalarla...La poesía es como un inmenso botiquín con toda clase de medicamentos que curan la ansiedad, la soledad, el insomnio, la melancolía, los enfados, las migrañas, los dolores del amor...Nos ayuda a entender mejor nuestros sentimientos y a leer mejor en los demás; a sentirnos rodeados de belleza; a rebelarnos contra el mundo... Además un poema puede leerse a cualquier hora del día o en cualquier lugar: en el café; mientras hacemos el trayecto hacia el instituto o trabajo en coche, bus o tren; esperando en la consulta del doctor o en la oficina de correos; a la hora del almuerzo, la cena; o en la cama, antes de dormir...
  6. Difundir la obra de nuestros poetas contemporáneos y enriquecernos con su mirada sobre el mundo actual, ampliando sus límites y fronteras.


EL POEMA DE LA SEMANA se inicia con la ilusión de que todos los compañeros, padres y madres y, cómo no, todos los alumnos, participen en esta novedosa actividad. Simplemente leyendo los poemas o incluso (¡qué gran éxito sería para nosotros!) proponiendo poemas para su difusión en este espacio o divulgando la existencia del proyecto a través de cualquier cauce. Por tanto, es a la par un lugar de encuentro y un sitio abierto a toda la comunidad educativa del IES. Sácilis.


lunes, 30 de mayo de 2016

A Edith Piaf

Te han condenado.
Una oración,
como limosna insuficiente,
ha caído
sobre la tapa de tu féretro.
Te han condenado, Edith,
por no querer ser
la excepción que confirma
la regla. Porque
querías,
tú, gorrión
de la calle, ser
la regla. Porque
intentabas salirte de la calle.
Te han condenado como
si Dios no fuese amor. El dedo
ejemplar
-una uña sucia, como
si lo viera- se alzó
sobre tu frente
y mostró al mundo
que sólo esa limosna- por sí acaso...-
merecías.

De nuevo a la intemperie.
Esta vez " a la calle"
te han dicho.
A la calle amarilla
de los muertos, sin Senas,
sin flores, sin guitarras.

Pero tú, Edith, sonreirás.
Tuviste ya tu infierno
al borde de la cuna: sabes
lo que un niño criado con alcohol.
Edith, mystère Piaf, rezabas
no al morir, al cantar;
y sin saber por qué,
por quién acaso. Ahora
es cuando cantas en la inmensa calle
de Dios, alegremente,
Edith, mystére Piaf.    


En el viento, hacia el mar
Julia Uceda
Ed. Fundación José Manuel Lara (2002)

A Edith Piaf la alimentaba su abuela materna (su madre no pudo hacerse cargo de ella debido a su pobreza) echándole vino al biberón para matar a los microbios, o eso cuentan: sabes/ lo que un niño criado con alcohol, nos dice Julia Uceda, la autora del poema de esta semana. De esto hace ahora cien años, pues Edith Giovanna Gassion nació el 19 de diciembre de 1915 en plena calle de París, debajo de una farola y ayudada por un gendarme, debido a que a su mamá no le dio tiempo a llegar al hospital.  Después de la primera experiencia con su abuela, su padre, un acróbata callejero,  se hace cargo de ella, pero ingresa en el frente en la Primera Guerra Mundial, y de nuevo tiene que confiar a la niña a otra abuela, esta vez la paterna, dueña de un burdel en Normandía, y allí la niña es criada por las prostitutas. Al finalizar la Guerra su padre vuelve y se lleva a Edith consigo, y empiezan a pedir por las calles, mientras él hacía acrobacias. Un día, a la niña, que ya tenía 9 años, le dio por cantar la Marsellesa, que era la única canción que se sabía, y gustó tantísimo su voz que se convirtió en algo recurrente. Así empezó la carrera musical de una de las celebridades de la canción francesa del siglo XX, icono de la ciudad de París. La calle fue hasta los 20 años (más de la mitad de su vida) el lugar natural en donde Edith Piaf se forjó como  artista y como ser humano. Y así nos lo recuerda Julia Uceda; lo repite hasta tres veces a lo largo del poema gorrión de la calleEsta vez “a la calle” te han dicho… A la calle amarilla / de los muertos…
El poema es una elegía, un canto de la poeta sevillana a Edith Piaf    después de su muerte (Piaf significa gorrión en francés y es el sobrenombre que le puso a la cantante el empresario que la descubrió, debido a su baja estatura). Pero también es una crítica: a Edith Piaf le negaron, a pesar de su fe religiosa, las exequias fúnebres por ser divorciada Te han condenado. /Una oración, /como limosna insuficiente, / ha caído… La fórmula Te han condenado, haciendo referencia a la Iglesia (que no la ha perdonado), se repite en varias ocasiones. Eternamente desahuciada, si no siempre en lo material, pues gozó de un grandísimo éxito en algunas etapas de su vida, sí en lo sentimental (tuvo una vida apasionada, tortuosa y desgarrada con una decena de parejas); también en el momento de su muerte, nos dice Uceda… De nuevo a la intemperie/ Esta vez “a la calle”/ te han dicho…
Pero a pesar de todo, al final del poema, en la última estrofa se abre una brecha de luz: Pero tú, Edith, sonreirás…/ahora/ es cuando cantas en la inmensa calle/ de Dios, alegremente…
Vamos a detenernos ahora, brevemente, en la canción de Edith Piaf que entre Rosa (la profe de Francés) y yo hemos escogido. "Non, je ne regrette rien" (No, no me arrepiento de nada) fue publicada un 10 de Noviembre de 1960. Es considerada como una de las canciones más importantes de su carrera. Esta canción, con música del cantante y compositor Charles Dumont y letra del escritor Michel Vaucaire, fue escrita en 1956 e interpretada por diversos artistas que no lograron hacerla conocida en Francia ni darle ese toque mágico que luego, en voz de Piaf, dejaría boquiabierto al publico. Pero en 1960, una año después de que Edith Piaf hubiera decidido retirarse de los escenarios a causa de sus constantes problemas de salud, la dependencia a la morfina y los problemas sentimentales, los dos jóvenes compositores contactaron con la gran diva para que grabara una canción que, según ellos, estaba hecha justamente para ella.  Al principio la cantante se negó a volver a cantar, pero al ver la insistencia de los dos compositores, decidió escuchar la canción. En el año 2007, en una entrevista, Dumont, con 81 años, afirmó: "Cuando empecé a tocar el piano, la actitud de Piaf cambió de inmediato. Me hizo tocar una y otra vez, tal vez unas 5 o 6 veces. Ella dijo que la canción era magnífica, maravillosa, que fue hecha para ella ". Non, je ne regrette rien siempre me ha parecido una gran lección y siempre me ha transmitido la fuerza y el arrojo de La Mome Piaf para seguir a pesar de todo. Si la llevamos a la vida de la cantante, nos habla de cómo mystère Piaf hace repaso de su vida pasada, con el bien que le han hecho y el mal que ha padecido, con las tristezas que ha sufrido y los placeres disfrutados. Y no se arrepiente de nada, todo está olvidado, todo ha sido pagado, todo ha sido barrido por los años, ella ha puesto un punto y aparte a su existencia porque hoy comienza el resto de su vida…
Esta semana he escogido el binomio Julia Uceda y Edith Piaf, porque ambas son artistas que me han emocionado y me han enriquecido desde hace muchísimo tiempo. No sé cuándo las conocí. No recuerdo en qué momento el desgarro de Edith Piaf me puso por primera vez los pelos de punta, ni tampoco cuándo comencé a disfrutar con la música de los versos de una de nuestras grandes poetas, Julia Uceda. A Edith Piaf la sigo escuchando con pasión en casa y en el coche y siempre termino con un nudo en la garganta. Sus canciones son para mí como un billete de ida y vuelta a París. En la poesía de Julia Uceda encontré un lugar habitable en donde poder meditar con los planteamientos éticos de la escritora sobre el pasado más reciente de España. La visito muy frecuentemente. Julia Uceda fue, asombrosa y alarmantemente, la primera mujer en ganar el Premio Nacional de Literatura en su segunda etapa, en 2003, por En el viento, hacia el mar. En 2006  le fue otorgado el Premio de la Crítica de Poesía castellana por Zona desconocida. No me gusta valorar a las poetas y a los poetas por los premios obtenidos. Es una vara de medir escasa e injusta, pero obviarlos me parece absurdo. En numerosísimas ocasiones, además de acertar, el premio significa, como en este caso, un buen puente al lector y un justo reconocimiento. Si cito los dos galardones es para que apreciemos también en ella el mérito de haberlos conseguido a través de una de las grandes obras poéticas de nuestro tiempo. La historia de los dos premios no ha sido muy generosa con las mujeres. Julia Uceda y Chantal Maillard (a quien dedicaremos alguna semana más adelante) han sido las únicas en conseguir ambos. La historia, en general,  ha sido tremendamente cruel con las mujeres. El Arte (como vimos hace unas semanas) y la Literatura no han sido una excepción. Citando y descontextualizando a Dylan: The times they are a-changing. Afortunadamente.

Gurb

 

BIOGRAFÍA 

Julia Uceda (Sevilla, 1925) estudiosa y poeta, es una escritora poco conocida para el público aunque con una producción poética importante, avalada por el Premio Nacional de Poesía 2003. Fue, además, accésit del Premio Adonais y codirige la colección de Poesía Esquio.

Julia Uceda Valiente nació en Sevilla en 1925, en esa ciudad realizó sus estudios de Filosofía y Letras doctorándose con una tesis sobre el poeta Jose Luis Hidalgo. Como profesora universitaria ejerce en la Universidad de Cádiz y obtiene la cátedra de Literatura Española en la Universidad de Sevilla.
En 1965 se traslada a EEUU donde imparte clases de literatura en la Michigan State University. En 1973 regresa a España y fija su residencia en Narón. Pasó, también, dos años de su vida en Ardee, Irlanda.
Su labor como crítica se puede encontrar en revistas especializadas de España, Italia y Estados unidos y es miembro correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Está relacionada con el mundo de la poesía por ambos frentes, codirige la colección de poesía Esquío y coordina la revista crítica La Barca de Loto.
Luzmaría Jiménez Faro considera que los poemas de Julia Uceda son poemas de percepción activa que implican al lector no sólo en su contenido emotivo sino en el hallazgo de ideas, sensaciones y lenguaje, logrando su propia plenitud. Para Juana Castro la obra de Uceda posee una calidad y una vigencia que parece estar escrita ahora mismo por una autora joven.
Fue Premio Nacional de Poesía en 2003 por En el viento, hacia el mar, y en 2006 obtuvo el Premio de la Crítica de Poesía Castellana. En 2007 fue galardonada con el Premio Nacional de la Crítica por su poemario Zona desconocida, y tiene la Medalla do Reino de Galicia (2007). Se suele asociar a Julia Uceda con otro grupo de poetisas como Pura Vázquez, Maria Elvira Lacaci o Angelina Gatell, que intentaron renovar el lenguaje poético en los años 60 en España.
 Su obra ha sido traducida a varios idiomas como el portugués, inglés, chino y hebreo.



lunes, 23 de mayo de 2016

Clara en los Uffizi


Ibas despreocupada paseando
por  las salas del museo de los Uffizi,
sin saber hacia dónde dirigir tus dos ojos;
avanzabas quizá con el cansancio
del que ha recorrido Florencia todo el día.
No sabías que, de repente, allí
te iba a asaltar un poderoso símbolo:
el de la inesperada Belleza,
el ideal sublime de Belleza y Verdad,
ese que (todavía) nos hace a los humanos
más humanos.

Botticelli fue el nombre del artista.
La Primavera el cuadro.
No supiste qué hacer
y te quedaste muda.
Simplemente dejaste que hablase el corazón.
Y te pusiste a llorar.
Y llorabas,
y llorabas.

A la Verdad y a la Belleza sólo
le faltaban el gozo de tus lágrimas.

Canciones para una música silente
Antonio Colinas
Ed. Siruela (2014)




Que a Antonio Colinas le concedieran la semana pasada el 25º Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el más importante de su género en lengua española y portuguesa, es el motivo por el que lo hemos traído a nuestro blog y una escusa acaso innecesaria para homenajear a uno de nuestros grandísimos poetas. Antes o después hubiera sido así, pero nos pegamos a la actualidad y lo celebramos con él. Motivado por el premio, el mismo miércoles por la tarde, tras leer algunos poemas en internet, pedí por el mismo medio Canciones para una música silente, su último libro de poemas, publicado en 2014. Aunque intento comprar todos mis libros en librerías, esta vez, debido a mi indomable impaciencia, lo hice a toda velocidad, y el jueves por la mañana llegó a casa. Desde que empecé a leerlo, cada rato libre se lo he dedicado con fervor y admiración, pues se trata de un espléndido libro con el que estoy disfrutando a lo grande. El mismo título del libro sugiere, recordándonos la música callada de San Juan de la Cruz, la esencialidad a la que el poeta se entrega en cada poema. Diversidad de tonos y de temas. Libro viajero a través del espacio y del tiempo. Belleza y armonía la de Antonio Colinas con el mundo y la naturaleza, no como alguien que se limita a contemplar y percibir a través de los sentidos, sino que, además, trasciende la realidad dual, convirtiendo el viaje en un viaje místico para sentirse parte de esa danza a la que llamamos universo y terminar fundiéndose con ella.

Clara en los Uffizi, es un ejemplo de todo lo expuesto anteriormente. He escogido este poema además porque la semana pasada (en una feliz coincidencia), el cuadro al que hace referencia, La Primavera del florentino Sandro Botticelli, nos sirvió como puerta de entrada al Renacimiento en la Literatura, y además porque en estos días vivimos inmersos plenamente en esta estación del año, y hacerlo también a través del arte me parece un buen método para profundizar en ella, en su canto misterioso y renacido y en sus floridos enigmas. Ya hablamos la semana pasada y disfrutamos en la pizarra digital con el impresionante cuadro, una de las obras maestras del autor; quien no lo conozca, basta con pinchar en la imagen de arriba y podrá hacerse una idea de lo que significa tenerlo delante, con las figuras a tamaño real, pues el lienzo es de unas dimensiones extraordinarias. Y podrá hacerse una idea de la experiencia que vive la protagonista del poema, Clara, cuando se detiene delante de él, después de la fatiga que todo viajero que haya paseado por Florencia, reconoce al leer el poema.

La experiencia que vive Clara, es la de el Arte como un puente hacia la Belleza y La Verdad universales del SER. Y no me refiero a la belleza del cuadro, que es en último término la que provoca, la que anima, la que impulsa el deleite final; me refiero a la Belleza con mayúsculas, aquella que nos enmudece porque, transfigurándonos en el recorrido que nos lleva más allá de lo sensible, nos convierte en el estado de conciencia al que llamamos Verdad. Y Verdad y Belleza se imbrican indisolublemente en la conciencia del espectador, que en ese momento ya no es espectador porque pasa a formar parte del cuadro en el que vive y del cosmos al que se une. Y en ese estado de plenitud solo queda llorar y llorar de emoción y de gozo. Porque el arte es gozo y es religión en el sentido más puro de la palabra, re-ligare (volver a unirse con lo creado). Esta experiencia la han tenido miles de viajeros de todo el mundo en Florencia, aunque la ciudad italiana no tenga la exclusividad. Stendhal, el genial escritor francés, la describió muy bien, y más tarde pasó a denominarse como El síndrome de Stendhal, algo que no comparto, ni por el nombre, ni por la descripción del mismo. Creo que tal vivencia no se puede reducir a la categoría de síndrome ni puede tener una explicación tan vaga. Para mí se trata de un ascenso espiritual de primer orden. Después, uno desciende (la experiencia no dura mucho, seguramente nuestro corazón no lo resistiría), y aunque con dolor de cabeza, uno puede incluso tomarse una cerveza con un buen plato de spaguetti, con la certeza de que la experiencia, como nos recuerda Antonio Colinas en el poema, nos ha hecho más humanos. El Arte es una de las razones por las que la vida merece la pena. Quizá toda la producción artística de toda la Humanidad no es más que eso, una forma de hacernos la vida más soportable los unos a los otros, saltando por encima de los siglos, en un acto de entrega y generosidad. El poema de esta semana,  de Antonio Colinas,  La Primavera de Botticelli y la de Antonio Vivaldi (con la que os dejo, que no por ser archiconocida es menos alegre y bella), es una muestra de ello. En este momento siento un gran agradecimiento por los tres artistas. Escribir in extremis este comentario me ha alegrado la sobremesa de este lunes, compartirlo con vosotros también. Ojalá esta entrada os haya servido como a mí para renacer esta tarde de mayo como lo hace la Naturaleza y sentir la alegría de ser y estar vivos.

 Gurb

BIOGRAFÍA: ENLACE A LA PÁGINA WEB DEL AUTOR

lunes, 16 de mayo de 2016

A fala (El habla)



O idioma é a chave
coa que abrimos o mundo:
o salouco máis feble,
o pesar máis profundo.

O idioma é a vida,
o coitelo da dor,
o murmurio do vento,
a palabra de amor.

O idioma é o tempo,
é a voz dos avós
e ese breve ronsel
que deixaremos nós.

O idioma é un herdo,
patrimonio do pobo,
maxicamente vello,
eternamente novo.

O idioma é a patria,
a esencia máis nosa,
a creación común
meirande e poderosa.

O idioma é a forza
que nos xungue e sostén.
¡Se perdemos a fala
non seremos ninguén!

O idioma é o amor,
o latexo, a verdade,
a fonte da que agroma
a máis forte irmandade.

Renunciar ao idioma
é ser mudo e morrer.
¡Precisamos a lingua
se queremos vencer!

Manuel María (2001). 
Obra poética completa I (1950-1979) 
A Coruña: Espiral Maior

El habla

El idioma es la llave
con la que abrimos el mundo :
el gemido más débil ,
el pesar más profundo .

El idioma es la vida ,
el cuchillo del dolor,
el susurro del viento,
la palabra de amor .

El idioma es el tiempo,
es la voz de los abuelos
y esa breve estela
que dejaremos nosotros.

El idioma es una herencia,
patrimonio del pueblo ,
mágicamente viejo ,
eternamente joven .

El idioma es la patria,
La esencia más nuestra,
la creación común
más grande y poderosa.

El idioma es la fuerza
nos ata y nos sostiene.
¡Si perdemos el habla
no seremos nadie!

El idioma es el amor,
el latido, la verdad,
la fuente de la que brota
la más fuerte hermandad

Renunciar al idioma
es ser mudo y morir .
¡Necesitamos la lengua
si queremos ganar !

Traducción: Rosalía B. Fernández López
 

“Galiza somos nós, a xente máis a fala, se buscas Galiza, en ti tes que atopala.” (Manuel María)…con esta cita “combídovos” a entrar en Tierra Celta, a “pechar os ollos” y a sentir esa “morriña” gallega de la que tanto se habla fuera de nuestras fronteras y que “habela haina” como “as nosas meigas”.

Agradecida inmensamente por la oportunidad de “volver” a mi segunda tierra, Andalucía, a través de esta invitación, para ti “meu queridiño” Paco, GRAZAS,  gracias por este puente andaluz-galaico que has establecido entre el norte y el sur, usando la palabra, el verso, el poema como unión, no hay  mejor medio, sin duda, para los que vivimos el mundo, los amigos, la vida… a través de las letras…

El 17 de mayo es el día grande de Galicia, los que nacimos aquí lo sabemos, es la fiesta “do Rexurdimento” cultural. Tras muchos años silenciada nuestra lengua, este día surge ante la necesidad y el derecho de “falar galego”. Y no se trata de cuestiones políticas ni peleas ideológicas, se trata de “falar” lo que venía en nuestro ADN desde que esta tierra nos parió. 

La fecha es más que significativa, el 17 de mayo de 1863, en la ciudad de Vigo se publicó la primera edición de Cantares Gallegos, “da nosa nai galega” Rosalía de Castro, marcando así el resurgir de nuestro idioma. Un siglo después, en 1963 comienza esta celebración que todavía dura hasta hoy en día. La primera homenajeada fue Rosalía de Castro, seguida por Castelao, Pondal….y así hasta recoger toda nuestra literatura que cada vez “medra máis”. Se establece como norma (y, personalmente, no sé qué sentido tiene, “cousas” de la Real Academia Galega) homenajear a escritores/ escritoras que hayan fallecido hace 10 años como mínimo.

Este año le toca a un lucense, Manuel María, poeta combativo, galeguista, comprometido y defensor de una lengua infravalorada, todavía, por las clases “superiores” y hablada por el pueblo que siente orgullo de ser gallego. Autor que sabe “o que é ser galego” e que “quixo ser galego”. La obra de este autor es inmensa, pero mi selección ha sido sencilla. Os propongo incluso que lo musicalicéis, es sencillo, recitadlo sin miedo y sentidlo porque todos tenéis “un galego” dentro de vosotros (fueron y fuimos muchos los que salimos de esta, nuestra casa, y hemos ido dejando “dúbidas galegas” por el mundo).

Son muchos los poemas gallegos que reivindican “a fala”, una de nuestras marcas de indentidad y que ha sido invisivilizada y menospreciada muchas veces.  Este poema no es más que un canto a lo nuestro, a lo que somos , a lo que decimos y cómo lo decimos. No es  “o galego” frente al mundo, es “o galego” con el mundo, pero con todo lo que conlleva esto: nuestra esencia y nuestro orgullo de hablarlo (que en esto de valorarnos, los gallegos andamos escasos).
Rosalía de Castro  es nuestra  “mentora”, una mujer que, de una sociedad “imposible” en su tiempo, además de esa romántica “En las orillas del Sar” en lengua castellana, fue  y todavía es, nuestra abanderada de la cultura gallega (24 de febrero es el día de Rosalía de Castro en nuestras tierras). Muchos entendemos nuestra idiosincrasia a través de sus letras y otros descubren  con ella, que Galicia es más que una tierra “agochada no mapa”.
  Y sí, Rosalía muestra una imagen débil, sufrida y, a veces, angustiosa…y así somos, pero detrás de esto hay lucha, dignidad y trabajo.
 Escuchad una versión, de Luz Casal y  Carlos Núñez, de uno de los más sentidos poemas de nuestra poetisa por excelencia, somos de cielo gris, lluvia y campos verdes…y esto es lo que sentimos muchas veces, es bonito y se llama “morriña”:



Aquí os dejo un “pedaciño de min”, de Galicia y de nuestro día.  Y si pudiésemos doblar el  mapa, os daría “unha aperta” inmensa. Gracias Paco. Bicosss.

Rosalía B. Fernández López, profesora de Lengua Castellana y Literatura del CPI Pontecarreira (Frades- A Coruña)

 BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Manuel María Fernández Teixeiro, más conocido como Manuel María (Otero de Rey, Lugo, 6 de octubre de 1929 – La Coruña, 8 de septiembre de 2004) fue un poeta español, en lengua gallega, destacado por su carácter combativo y su compromiso político. Entre los temas de sus poemas destacan el amor, el arte, el compromiso político, la denuncia de defectos, la etnografía, la física, la historia, la inmaterialidad, la mitología, el mundo animal, la palabra poética, el paso del tiempo, la religión, la sociedad, la lengua, los trabajos agrarios, el urbanismo o la geografía.
Manuel María era hijo de dos labradores acomodados, Antonio Fernández Núñez y Pastora Teixeiro Casanova. En 1942 se trasladó a Lugo para estudiar el bachillerato, y en esta ciudad comenzó su precoz carrera literaria participando, a la edad de veinte años, en el ciclo de conferencias "Jóvenes valores lucenses", con el que entró en contacto con los integrantes de la tertulia del café Méndez Núñez (Luis Pimentel, Ánxel Fole, Juan Rof Codina...), que le pusieron en contacto con el galleguismo.
En 1950 publicó su primer poemario, Muiñeiro de brétemas, con el que se inauguró la denominada "Escola da Tebra" ("Escuela de la Tiniebla"). En 1958 se instaló en Monforte de Lemos (Lugo), ciudad en la que permaneció durante la mayor parte de su vida, como procurador de los tribunales y a la que dedicó un poemario (Cancioneiro de Monforte de Lemos); al año siguiente se casa con Saleta Goi. En los agitados años sesenta y setenta, Manuel María participó en la reorganización política, en la clandestinidad, de los partidos nacionalistas gallegos, al tiempo que colaboraba con numerosas organizaciones dedicadas a la recuperación de la cultura gallega impartiendo conferencias y recitando poemas.
Presentó también la Nova Canción Galega. Siendo la poesía su género preferido, incursionó también en el ensayo, la narrativa y el teatro. Pasó de una postura existencialista pesimista hacia el compromiso social y político.
En 1979 fue elegido concejal de Monforte por el Bloque Nacional Popular Galego, pero en 1985 abandonó su cargo público y, sin dejar nunca la militancia política, se dedicó por completo a la actividad literaria y cultural, asentándose en La Coruña. Una de las últimas campañas con las que colaboró fue con la de Burla Negra y la Plataforma Nunca Máis a raíz del desastre del Prestige.





 



lunes, 9 de mayo de 2016

Física aplicada


Suponiendo que un hombre, una mujer
parten de puntos divergentes, dispersos en un plano,
lugares que se ignoran entre sí,
y a la velocidad del entusiasmo
emprenden la aventura, se ponen en camino,
van por ahí remando en aguas turbias,
van por ahí escuchando el vasto germinar de las semillas,
al acecho, en sigilo, ahuecando la tierra a la esperanza,
suponiendo que trazan trayectorias de curso irregular,
cada cual a su amor, virando al viento,
quebradas trayectorias cuyo sentido puede
al mínimo temblor girar hacia el vacío,
suponiendo el afán, la búsqueda, la sed,
el ensueño del goce, la ilusión y la ausencia,
calculemos, a golpe de intuición,
cuántas veces tendrán las trayectorias
que cruzarse en el brillo de unos ojos,
unos labios que invitan, unas manos que asienten,
para incendiarse a un tiempo, hombre y mujer, sembrar la tierra
de llamas como ráfagas de lluvia.

La vida nueva
Eduardo García
Ed. Visor 2008

Física aplicada, el estupendo poema de esta semana, del gran poeta brasileño afincado en Córdoba, Eduardo García, es un supuesto práctico, un problema de Física aplicada, en este caso, al amor. Es un poema original y bello, y magníficamente ejecutado. Esta semana relacionamos Ciencia y Poesía junto a nuestro compañero y profesor de Tecnología y Física, Juan Antonio, a quien damos las gracias por su participación en el proyecto y en el blog, en donde nos pegunta “¿Quién dijo que las Ciencias no tienen nada que ver con las Letras? En estos tiempos modernos que corren en los que la Tecnología parece invadirlo todo, nos cuesta darnos cuenta de que representa un enorme error. La Historia que nos contempla dice que no llevamos razón. Bucear un poco por la biografía de algunos insignes personajes nos descubrirá sus raíces humanísticas, díganse Galileo, Newton, Dalton….por citar sólo algunos de los muchos. Desterremos de nuestras cabezas, por tanto, esa separación y pensemos de hoy en adelante que todo ello va unido de forma indisoluble en un aspecto de nuestras vidas que tenemos que cuidar con esmero. Se llama CULTURA”.

Pues bien, este es mi reto esta semana, que intentéis resolver la incógnita que plantea el poema, individualmente, pues si bien es cierto que la Física apartada de la Poesía nos exige una solución universal, una solución válida para todos, al mezclarla con la segunda, la cosa cambia, y entonces a lo que podemos aspirar es a encontrar una solución individual, personal, que nos dé pistas acerca de nosotros mismos, acerca de lo que consideramos cada uno qué es amor y qué no y cómo debemos resolver sus dificultades.

El poema está dividido en dos partes, la primera, más extensa, de “Suponiendo” en adelante, en la que debemos de imaginar distitntas hipótesis, y la segunda, desde “Calculemos”, hasta el final; y como la solución última ya hemos dicho que es personal y exclusiva de cada cual, si  aplico a mi vida esta física del amor, siento que gran parte del misterio ya está resuelto. Sé que la mayoría de vosotros, por vuestra juventud (aunque ya habrá alguno o alguna que hayan resulto el enigma, o al menos hayan tenido una primera aproximación, porque vendrán más) aún tenéis que seguir pensando, y sobre todo, sintiendo, la resolución del mismo. Me leo en el poema y veo nítidamente, aunque hace ya muchos años, a dos adolescentes, partiendo de puntos divergentes (de lugares que se ignoraron entre sí) pero que emprendieron la aventura de ponerse en camino para encontrarse en el mismo punto; eso sí, siempre a la velocidad del entusiasmo. Aunque remando a veces por aguas turbias. Cada cual a su amor, y no muy conscientes de que cualquier mínimo temblor en las trayectorias los hubiera llevado al vacío; pero esperanzados aun sin conocerse de que el afán, la búsqueda, la sed, el goce y la ilusión algún día los encontrarían. Y ahora no me hace falta calcular a golpe de intuición. Sé cuántas veces sus trayectorias se cruzaron en el brillo de sus ojos, las veces que sus labios se invitaron, las veces que sus manos se dijeron que sí. Y se incendiaron a un tiempo que perdura inalterable, y sembraron la tierra de llamas como ráfagas de lluvia…
Ahora os toca a vosotros calcular, es vuestro momento. Os invito y os desafío a meditar en una clase de Literatura, la solución a un problema de carácter físico.

Me impactó la noticia de la muerte de Eduardo García hace unas semanas. Me ensombreció los días siguientes. Conocí su poesía hace muchos años en Almería, mi destino de entonces, en La lógica de Orfeo, una de las antologías del también poeta Luis Antonio de Villena. En ella descubrí a otros escritores que he seguido desde entonces, pero fue el poeta Eduardo García uno de los que más me entusiasmaron, y uno a los que con más admiración he leído. Años más tarde, trabajando en Córdoba, tuve la ocasión de conocerlo, y el privilegio de presentarlo en una lectura de poemas que realizó en mi centro de entonces, el IES. Gran Capitán, para alumnos de secundaria y bachillerato. Antes y después le seguí la pista en numerosísimas lecturas poéticas, presentaciones de libros y películas en la Filmoteca. Además de su cordialidad y cercanía, siempre recordaré de él el entusiasmo y la pasión con la que hablaba de Literatura, Cine, Arte; en suma, de la vida. Y vitalistas son la mayoría de sus libros, en donde el deseo, como fuerza impulsora, es el gran protagonista. Eduardo García es lo contrario a un poeta llorón, como tantos hay en nuestra literatura. Leer sus libros es celebrar la vida. Siempre le agradeceré su libro Escribir un poema, en el que aprendí muchos trucos del oficio y de la técnica de escribir. No voy a enumerar aquí, me parece absurdo, todos los premios que ha recibido a lo largo de su carrera literaria. Si acaso deciros que La vida nueva, libro al que pertenece el poema de esta semana, fue publicado en 2008 y recibió el Premio Nacional de la Crítica.

Colgar este poema en el blog es algo que tenía planeado desde hace muchos meses. Para mí era casi un deber hablaros de Eduardo García y de su poesía. Tristemente se ha convertido en un pequeño homenaje póstumo. Acabo de oírle, en una entrevista en youtube, que la poesía nos humaniza. Y no se me ocurre mejor final para este comentario, que contaros que la poesía de Eduardo García, además de enseñarme muchísimas cosas, me ha humanizado y me ha hecho mejor persona. Ojalá este poema sea la puerta por la que entréis a su obra. Os invito desde aquí a la lectura de todos sus libros.

Gurb

No os perdáis a Eduardo García leyendo su Física aplicada


Eduardo García (São Paulo, 23 de agosto 1965-Córdoba, 19 de abril 2016) fue un poeta español. Recibió, entre otros, el Premio Nacional de la Crítica, el Premio Internacional de Poesía «Ciudad de Melilla» y el Premio «Ojo Crítico» de Radio Nacional de España. Cultivó también el ensayo y el género aforístico. Hijo de españoles, permaneció en Brasil hasta los siete años. Cuando su familia volvió a España vivió su infancia y juventud en Madrid, donde obtuvo la licenciatura en Filosofía, especializándose en Estética. Desde 1991 residió y trabajó como profesor de Filosofía en Córdoba. Falleció en Córdoba el 19 de abril de 2016, tras una larga enfermedad
Como poeta es autor de Las cartas marcadas, No se trata de un juego, Horizonte o frontera, Refutación de la elegía, La vida nueva y Duermevela, así como de recopilaciones de su obra, dentro y fuera de España, como la antología temática Las acrobacias del deseo, Casa en el árbol (San José de Costa Rica) y la bilingüe Antologia pessoal (Brasilia). Fue galardonado con los premios: «Nacional de la Crítica» (2009), «Ojo Crítico» de RNE, «Ciudad de Melilla», «Juan Ramón Jiménez», «Fray Luis de León» y el Premio Internacional de Poesía «Antonio Machado en Baeza», entre otros.
En paralelo a su obra de creación, cultivó la reflexión sobre el fenómeno poético en dos ensayos Escribir un poema y Una poética del límite. En este último desarrolló su particular posición estética, perfilando una interpretación de la poesía actual a la luz de la tradición romántico-simbolista, el pensamiento contemporáneo y el psicoanálisis.
En 2015 publicó Las islas sumergidas, libro de aforismos, donde conjugó poesía y pensamiento.
Su obra poética estuvo en permanente evolución. En sus primeros libros cultivó lo que el propio autor denominaba un "realismo visionario". En una peculiar fusión de poesía y género fantástico, sus poemas despliegan escenas simbólicas en el espacio fronterizo entre realidad e imaginación.
A partir de Refutación de la elegía (2006) su poesía se internó más a fondo en el territorio de lo onírico. Desarrolló entonces una lírica vitalista de exaltación de las fuerzas del deseo. La ensoñación ganó terreno en sus poemas, así como el cultivo de formas poéticas más extremas: de un lado el versículo; de otro, la fragmentación del discurso. Conjugó en La vida nueva (2008) una pluralidad de registros poéticos a medida que se atraviesan diversos estados de conciencia.